En español, se complementó el
título de ésta película como “Música y Obsesión” y normalmente estoy en total
desacuerdo con éste tipo de adjetivación, pero en éste caso el uso fue si no
correcto, si acertado; la historia se centra en Andrew Neimann(Miles Teller),
un estudiante de primer año en el conservatorio de música más prestigioso de
Estados Unidos, quién es “descubierto” por Terrence Fletcher (un maravilloso y
posible ganador del Oscar, J.K. Simmons) mientras ensaya un solo de batería
escuchando a Buddy Rich, baterista de jazz famoso por su virtuosismo y
velocidad.
A diferencia de la mayoría de las
películas centradas en la música, ésta no explota la parte artística y pasional;
cosa que puede ser vista como gran error o mejor aún, como una particularidad
que nos deja ver que no siempre se tienen las mismas razones para demostrar ser
el mejor en una especialidad, sea la que sea, y mejor aún, no siempre tienen
que ser las razones correctas.
Damien Chazelle, dirige y escribe
ésta historia, basada en un cortometraje que realizó en el 2013, en el que deja
claro que es uno de los directores a los que vale la pena seguirle la pista, y
aunque no fue nominado como mejor director, si alcanzó la nominación a mejor
película y eso demuestra que algo está haciendo bien.
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