Una vez más la comedia francesa
vuelve a demostrar que no se necesita ser estúpido ni recurrir a
sentimentalismos baratos para entregar una historia sencilla que lo único que logrará
es hacernos sentir bien.
Y de eso va La familia Bélier, conformada
por madre, padre, hijo e hija; de los cuales todos menos Paula, la hija, son
sordos, por lo que dependen en su mayoría de ella para vincularse con los
demás; ellos poseen una granja de donde producen queso artesanal, que venden en
el mercado local del pequeño pueblo donde viven. A pesar de todo esto Paula es
una chica normal sin mayores pesares, su familia es completamente funcional y
amorosa.
El giro de tuerca, sin spoiler y
con algo de crueldad, es cuando Paula resulta ser además una excelente
cantante, lo que hace que la familia comience a reconocer que ciertos cambios
vienen y no serán mínimos.
Con todos estos ingredientes Eric
Lartigau entrega una comedia inteligente que no sobreexplota ni la juventud de
Paula para dramas juveniles innecesarios e inverosímiles, ni la discapacidad de
la familia para la manipulación lacrimógena barata; en cambio encuentra ese
punto exacto donde la historia se siente cercana, real, honesta y entrañable.
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