La historia de Anastasia Steele
continúa y en esta segunda entrega dirigida por James Foley, el personaje
continúa siendo lo que muchas mujeres consideran “alguien afortunado” porque es
la novia de uno de los jóvenes millonarios más codiciados del mundo.
Pero todo está mal, comenzando
por pensar que es una historia de amor y pasión o incluso un cuento de hadas,
cuando realmente se trata de una historia llena de abusos permitidos por una
mujer que aún cree que los celos, las actitudes posesivas y la sumisión
son señales de amor.
Éste mensaje viene tristemente desde los libros en los que la
película se basa, y el temor de que se sigan haciendo películas de éste tipo
pensando en que son historias de amor o libertad sexual es que justamente
mensajes tan distorsionados se sigan propagando en una era en donde el respeto
por el otro sin importar nada debería ser el motor principal de las relaciones
interpersonales.
Sólo puedo pensar en que producciones de éste tipo sobran en
un mundo en donde la violencia contra las mujeres es una realidad nada elegante
ni digna de alabanzas.
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