La parte final de
la trilogía basada en el libro escrito por E.L. James cuenta como la princesa Ana y el príncipe Christian, ya casados viven un sueño lleno de juguetes sexuales, celos y lujos, la premisa de
la película sugiere toda mujer debe querer, un hombre que la
cuide, la mantenga y la domine, además de que si alguien se queda y sufre lo suficiente con una persona que no quiere lo mismo, al final lo terminará cambiando.
Dirigida por
James Foley (House of Cards), es una oda a los cuentos de princesas antiguos en
donde la princesa sólo vive para satisface al príncipe que le toca, olvidando
quién es, y aunque por momentos Anastasia trata de parecer más independiente,
siempre termina cediendo ante los celos y las continuas escenitas de su príncipe,
quien sensualmente la castiga cada que osa desafiarlo.
Con un contenido
un poco más explícito que sus predecesoras sigue quedando a deber mucho en éste
sentido, siendo que es vendida como una película erótica para mujeres, y la policía de la doble moral sigue reinando, así que los únicos desnudos que podrán apreciar son los de Dakota Johnson.
Es un película muy pobre en cuanto a historia (culpa compartida con
el libro) y decepcionante, porque a pesar de haber sido escrita por una mujer,
sigue manejando a su personaje principal como una sumisa en toda la extensión
de la palabra, que se deja manipular por el aparente encanto de un hombre a
quién no le importa nada más que poseerla de todas maneras posibles e incluso
queriendo romantizar frases como “no quiero compartirte con nadie más porque te
amo”.
Muy triste ver
que aún historias de éste tipo sigan siendo populares.
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