La vida de la
patinadora más despreciada de Estados Unidos, una mujer que sufrió abusos toda
su vida, primero de su madre y después de su esposo (Sebastian Stan a quien conocemos mejor como Bucky Barnes "The Winter Soldier") daba para ser un melodrama,
pero el director Craig Gillespie transforma la historia de Tonya Harding en una
especie de falso documental de comedia negra.
Una de las cosas
que nunca gustó de Tonya fue su origen de pobreza, su falta de femineidad y
gracia, su desparpajo, al ser, al elegir su música, al vestirse; y es justo esto
lo que se destaca en la película, Tonya nunca cambió para dar gusto a nadie a
pesar de haber sido sometida desde niña por una madre controladora y para nada
afectiva; en cambio lo único que importaba era demostrar su capacidad al
patinar convirtiéndose en la primera patinadora estadounidense en hacer un
salto de triple axel en una competencia oficial.
Margot Robbie se
entrega por completo al papel y a pesar de no hacer todas las escenas de
patinaje, el triple Axel no lo pudieron hacer ni las dobles de patinaje, representa
a Tonya como un ser humano que se equivoca y que busca oportunidades, sin
idolatrarla o juzgarla, y esto es uno de los aciertos de la película, dejar que
el público haga su propia idea sobre ella. Esta actuación ha hecho que Margot
Robbie esté nominada como Mejor Actriz en los próximos premios de la Academia,
papel por el que ella luchó produciendo la película.
Tema aparte es la
gran actuación de Allison Janney como LaVona Golden, la madre de Tonya, que le
ha valido una nominación a los premios de la Academia y se une a la lista de
madres horribles en el cine, demostrando el gran talento que posee.
Yo, Tonya es una
película que sin emitir juicios da a conocer el trasfondo de una de las
historias más vergonzosas del patinaje artístico en Estados Unidos y sus
prejuicios sobre cómo es lo elegante y bonito, dejando de lado el talento para
solo premiar el físico.
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