De la pornografía a la prostitución y de ahí, al arte.



Hace ya 71 años está viendo pasar el tiempo, formando parte de la historia de la Ciudad de México y siendo un digno representante de la Época de Oro del cine mexicano, con un cameo en la película “Los Olvidados” de Buñuel, y pieza clave en el recorrido por Eje Central, antes llamado San Juan de Letrán.

Es obra del arquitecto Francisco Serrano, quién creó un edificio con una estilo Art Decó, y lo llamó Cine Teresa, que en esos años vio pasar por sus salas y pantallas infinidad de estrellas.

Años después la crisis llevó a los dueños a optar por proyectar películas pornográficas, lo que le brindó una fama de cine de mala muerte en cuyas entrañas, para muchos, se encontraba una pequeña sucursal de Sodoma y Gomorra. Aún así el Cine Teresa, con mucha menos elegancia se mantenía en pie, seguía cumpliendo su deber cinematográfico aunque con una cartelera mucho más candente; hasta el 2010.

Este año fue el inicio de la decadencia real, de la prostitución; de la poca visión de instituciones como el INBA o el INAH que bien dicen velar por la cultura de éste país y por buscar nuevos medios de popularizarla, pero que dejan que un recinto histórico como el Cine Teresa, en lugar de convertirse nuevamente en una estrella de la ciudad, en un punto de reunión en donde la cultura y la historia van de la mano; dejan simplemente que una plaza comercial con un montón de puestos de venta de teléfonos celulares (cómo si no hubiera ya suficientes) se coloque, inunde y destruya las entrañas de lo que fue hasta ese año uno de los pocos edificios históricos aún en funcionamiento en la Ciudad.

La Cineteca Nacional éste 2013 ha tomado una de las dos salas que quedaron después de la invasión de los celulares, la llaman una “sede alterna” que lleva las proyecciones propias de la Cineteca a otros lugares. Esto está muy bien, pero lo que no alcanzo a comprender es, por qué en lugar de manejar únicamente una sala, destruir patrimonio cultural de la ciudad no haber conservado el cine entero.

Triste es, pero ahora hay una nueva oportunidad de al menos en una de sus salas, seguir dando vida a este ya mutilado Cine Teresa.

Fotografía: Leticia Ramírez

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