Desde que ví el trailer que anuncia
una historia de ciencia ficción con mucha comedia y los créditos de ésta
película, se me antojó. Simon Pegg y Nick Frost
son uno de los combos más perfectos que puede existir cuando se trata de
comedia, no hacen chistes escatológicos a cada segundo y no se repiten
descaradamente en cada producción que hacen juntos; además de actores y
comediantes, son también guionistas, lo que hace de sus producciones cintas con
toques personales, como en el caso de “The World’s End” mucha de la música en
el soundtrack la eligieron porque era la música que ellos escuchaban en sus
años de juventud y les hacía sentir ese deseo de desenfreno y fiesta infinita
que sienten sus personajes, sobra decir que tienen excelente gusto musical y en
ésta cinta incluyen a bandas como Pulp, Blur, Primal Scream, Happy Mondays,
James, The Stone Roses y The Doors (que por cierto logra una secuencia que
invita al espectador a salir corriendo por una cerveza al pub-starbucks más
cercano) entre muchas otras.
La historia va de un grupo de 5
amigos cuarentones quienes 20 años antes intentaron cumplir el reto “The Golden
Mile” que consiste en visitar 12 pubs y beber una cerveza en cada uno de ellos
hasta llegar al último llamado “The World’s End”, Gary King el líder del grupo
y ahora un alcohólico muy carismático los reúne para que juntos completen el
reto, cuando están juntos se dan cuenta de que todos han seguido adelante, se
han casado y tienen trabajos, pero Gary sigue casi igual evadiendo cualquier
tipo de responsabilidad y prácticamente siendo igual de impulsivo, o lo que en
mi pueblo se dice “chavoruco”, y además de todo esto siempre logra lo que
quiere.
Pero no todo acaba ahí, cuando
llegan al pequeño pueblo se dan cuenta de que todo es igual, pero diferente, la
gente ya no los reconoce, todos actúan muy raro y ellos descubrirán que nada es
lo que parece.
Una comedia llena de grandes
momentos, mucha buena música, un excelente guión y grandes actuaciones es lo
que deja “The World’s End”, es bizarra y es graciosa, deja de jugar con los
chistes escatológicos y abre las puertas a una comedia mucho más adulta, que
siempre se agradecerá poder apreciar en el cine.
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