Alonso Ruizpalacios con su ópera
prima presenta la historia de Tomás, un niño que vive solo con su madre en la
playa, pero resulta demasiado para ella y lo manda a vivir con su hermano
Federico al D.F., en plena huelga de la UNAM.
Tomás llega a un ambiente
completamente diferente al que estaba acostumbrado, y no por ser la ciudad sino
porque Fede “Sombra” y Santos, su amigo y con quien comparte el departamento
donde viven, tienen una rutina apática que Tomás romperá con la noticia de que
el legendario músico que “hizo llorar una vez a Bob Dylan” al que escuchaban de
niños gracias a su padre, está muy grave e internado en un hospital de la ciudad
y van en su búsqueda.
Con una estética en blanco y
negro que recuerda mucho a “Temporada de Patos” de Eimbcke, y que para nada se
siente como una copia o imitación, ésta road movie nos llevará por los rincones
más alejados y desconocidos del D.F., al ritmo de Agustín Lara como un recuerdo
de la nostalgia por el cine de oro mexicano.
Con la compañía adicional de Ana,
una joven “fresa” que se compromete con el movimiento estudiantil y eterno
interés amoroso de Sombra, los protagonistas se adentran en un D.F. lleno de
contrastes que los harán descubrir no sólo estos rincones mágicos, sino también
su propia identidad y relaciones interpersonales.
Güeros sin duda es una de las
mejores películas de 2015, ya que aunque fue grabada en 2014 su estreno no ha
sido hasta éste año, brindando al cine mexicano de una nueva historia difícil
de superar que critica a la sociedad, al mismo cine mexicano y además hace
recordar la propia juventud y aprendizajes; sin caer en clichés ni seriedad
forzada.
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