Spoiler alert
La nueva película de Zack Snyder no
comenzó con el pie derecho, y es que desde el momento en que se supo que Ben
Affleck sería el nuevo Batman, los fans comenzaron a poner peros, y después del
tráiler que reveló la trama completa de la película, las expectativas se
redujeron aún más.
La historia pudo haber sido
simple, pero todo indica que los guionistas quisieron incluir todas las subtramas
posibles y no resolver ninguna. Batman lucha contra Superman (Henry Cavill,
quien repite papel después de “Man of Steel” de 2013 dirigida por el mismo
Snyder), porque este mundo no es lo bastante grande para los dos, y Superman es
visto como un Dios poco misericordioso por matar gente en un pueblo ¿a balazos?,
estar por encima de la ley (Batman lo está, pero él no vuela y la gente de su
ciudad no lo juzga) y por no responder por los daños colaterales de salvar el
mundo, como haber dejado lisiado a un empleado de Bruce Wayne.
La justicia se pone de lado de Donald
Trump y percibe a Superman como un alíen, quién ayuda a que no se mueran todos,
sí, pero es ilegal y muy fuerte, y tiene que irse, dejar de trabajar o ponerse
a disposición del gobierno para que hagan de él lo que quieran, y es aquí donde
entra en acción Lex Luthor (Jesse Eisenberg) a quién lamentablemente vemos en
un personaje que parece haber sido construido para imitar malamente al Joker de
Ledger (dato curioso, Nolan es productor de la película y lo aprobó) que se dedica a conseguir
Kriptonita y usarla como arma contra Superman.
En ésta película nos olvidamos
por completo de los personajes que conocíamos y entramos en un mundo que trata
de verse realista, pero no tiene ningún sentido; en donde Lois Lane, la
reportera fuerte, alma gemela del hombre volador, se ve reducida a una damisela
en apuros, quién por más que grite a los cuatro vientos que no es una “mujer”,
sino una reportera jamás comparte información vital con su amado que pudo haber
reducido la película como una hora y se la pasa siendo rescatada de toda
locación posible; Batman es un hombre atormentado por su pasado, sí, pero sin ningún
motivo real por el qué luchar, ni el guiño a Joker es motivo, ayudado por un
Alfred (Jeremy Irons) que recuerda a Tony Stark; Superman es quien se mantiene
un poco más en la línea de dios atormentado que ama a sus detractores, a quien
la kriptonita afecta según se requiera; y peor aún es un mundo en donde todos
saben que Batman es Bruce Wayne y Superman es Clark Kent , sus debilidades y
ascendencia, menos ellos.
La Liga de la Justicia es
presentada a mitad de la película, y junto con Wonder Woman (Gal Gadot a quien vimos en la franquicia Fast &
Furious), tratan de ser el gancho que atrape a los espectadores para querer ver
más historias, pero incluso la presentación de Diana Prince como mujer
misteriosa, abusa tanto de ésta característica que termina siento un personaje
de relleno.
No cabe duda que Zack Snyder sabe
entregar películas vistosas, pero lamentablemente no todo en este mundo es una
pantalla verde qué rellenar con fuego, ni siquiera una película de súper héroes.
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